Quedar contigo a media tarde para tomarnos un café en ese bar que tanto nos gusta. Pedir un cappuccino y un espresso y sentarnos en la mesa del fondo, a hablar de nuestras cosas. Contarnos como nos ha ido la vida, qué ha pasado en todo ese tiempo que no nos hemos visto. Reírnos, mirarnos a los ojos. Bajar la mirada mientras se instala un ligero rubor en mis mejillas. Tú te reirás más todavía. Cogernos de la mano, y saber que nos seguimos queriendo como el primer día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario